(Gemini Man; Ang Lee, 2019)

Como uno de los pioneros tecnológicos del cine digital, Ang Lee ha tomado una ruta por demás inusual. Para la primera película de Hollywood filmada totalmente en formato digital, George Lucas hizo Star Wars: Episodio II – El ataque de los clones, precuela a la aventura espacial que en algún momento fuera la película más taquillera de la historia. Cuando James Cameron experimentó con la fotografía en 3D y los entornos totalmente generados por computadora lo hizo con Avatar, una apuesta audaz pero con el potencial de convertirse en una franquicia similar. Peter Jackson tomó una ruta similar a la de Lucas cuando introdujo el 3D a 48 cuadros por segundo, resucitando la rentable mitología de El señor de los anillos en su propia trilogía de precuelas que también dejaron mucho que desear. ¿Cómo dio a conocer Ang Lee el 3D en 4K y 120 cuadros por segundo? Con Billy Lynn: Honor y sentimiento, un drama sobre el regreso a Estados Unidos de un veterano de Irak.

Una breve tangente sobre el formato. El 3D por supuesto se refiere a la ilusión de profundidad creada en una imagen cinematográfica plana mediante fotografía especial o un proceso de posproducción. El 4K se refiere a una imagen digital con una resolución horizontal de cerca de 4 mil pixeles, dos veces más que el 2K empleado por la mayoría de los proyectores cinematográficos digitales instalados. Y los 120 cuadros, cinco veces más que la imagen tradicional de cine, se refiere a la cantidad de imágenes fijas proyectadas en un segundo para crear la ilusión de movimiento.

Todo esto quiere decir que el formato abogado por Lee es en teoría más profundo, más claro y más suave que el cine tradicional. Si en verdad es mejor es difícil saberlo; si es el futuro del medio, sólo el tiempo lo dirá. Innovaciones como ésta tardan en convertirse en la norma, no sólo por el gusto de los públicos sino también por la infraestructura y gasto que representan. De ahí que Lucas, Cameron y Jackson usaran el peso sus éxitos pasados para respaldar sus sueños tecnológicos. La fotografía digital evolucionó hasta convertirse en el estándar de la industria. El éxito en taquilla de Avatar inspiró una moda por el 3D que sobrevive hasta la fecha. Fuera de El hobbit, pocos proyectos han empleado la fotografía y visualización a 48 cuadros por segundo.

Proyecto Geminis_5

Tres años después de la tibia respuesta de la crítica y el fracaso en taquilla de Billy Lynn, Lee una vez más intenta popularizar el formato con una película más comercial pero que igualmente tiene pocas esperanzas de triunfar en el Hollywood de hoy, tan obsesionado con las mega franquicias. En Proyecto Géminis, Will Smith interpreta a Henry Brogan, un asesino por contrato que, apegado al cliché, es el mejor en su campo y está a punto de retirarse. La primera secuencia de la película lo ve acabando con un terrorista anónimo disparando al interior de un tren bala en movimiento y lamentándolo al instante. Henry ansía con una vida pacífica, pero se lo impiden su conciencia y la sospecha acertada de que sus empleadores en el gobierno siguen detrás de él para atar los cabos sueltos. ¿Pero a quién podrían enviar para acabar con el mejor asesino a sueldo del mundo? A un clon mucho más joven de sí mismo, por supuesto.

Si Proyecto Géminis suena como absurdo un thriller de acción de finales de los noventa como Contra/Cara (en la que Nicolas Cage y John Travolta intercambian rostros mediante cirugía plástica) o El sexto día (en que Arnold Schwarzenegger es remplazado por un clon de sí mismo) es porque en parte lo es (fue incluso producida por Jerry Bruckheimer, veterano de ésta estrafalaria era del cine de acción). El guion, desarrollado en un inicio por Darren Lemke (el producto final es atribuido a Lemke, David Benioff y Billy Ray), se remonta a 1997; directores como Tony Scott y Curtis Hanson y actores como Mel Gibson estuvieron involucrados, pero la película nunca se concretó dadas las limitaciones de los efectos visuales de la época. Crear una versión más joven de la estrella por la duración total de una película era simplemente una imposibilidad.

Más que rejuvenecido, el joven Will Smith que aquí vemos fue creado prácticamente de la nada. La técnica y tecnología de la captura de movimiento le permitió a la casa de efectos visuales Weta crear una versión del personaje generada totalmente por computadora, un paso más allá al retoque digital preferido por las recientes películas de Marvel o la próxima a estrenarse película de Martin Scorsese El irlandés. Salvo por una escena al final, es una ilusión bastante convincente.

Proyecto Geminis_3

Proyecto Géminis es, no obstante, más impresionante cuando mira al pasado; cuando nos regresa a la era de las acrobacias automovilísticas, las peleas mano a mano y los thrillers morales. Aunque la persecución por las calles de Cartagena, Colombian seguramente involucró efectos visuales en posproducción, lo que la hace tan especial es la gracia con que Lee y el director de fotografía Dion Beebe capturan la acción en planos abiertos y suaves movimientos, una mezcla perfecta entre claridad e impacto. Quizá porque la acción en la película es relativamente escasa (mucho de ella consiste en la intriga de la persecución), o para mejor presumir su tecnología, Lee permite que cada gran pieza de la película se alargue lo más posible, dándole oportunidad para impresionar individualmente sin volverse aburridas necesariamente.

El material emocional del guion es un tanto flojo, pero Lee hace lo más que puede con él. Es bienvenido que la película decida hacer de Junior, como su clon es llamado, algo más que una máquina de matar formidable por su juventud y brío. Su situación es, después de todo, existencialmente tan aterradora como la del propio Henry, y es a través de él que la película se acerca a ideas sobre la vejez y la identidad y las fricciones que se dan en las relaciones de padre e hijo. Las experiencias de ambos personajes son versiones espejo de la del otro, complementándose naturalmente.

Aunque tiene momentos más melancólicos y deslumbrantes que la mayoría de los blockbusters contemporáneos, Proyecto Géminis no termina siendo tan profunda ni emocionante como puede ser. Mary Elizabeth Winstead y Benedict Wong, como los simpáticos aliados de Henry, o Clive Owen como un frío villano, no logran elevarla más allá de afable. La aparatosa tecnología no puede compensar sus flaquezas narrativas, sobre todo considerando la reducida cantidad de cines del mundo equipados para como Lee la creó originalmente. Muchos cines alrededor del mundo cuentan con 3D digital, pero no todos pueden proyectarla siquiera a 60 cuadros. Tan sólo 14 cines en Estados Unidos la tendrán a 120 pero ninguno de ellos en 4K. Al parecer, la experiencia completa sólo será posible en algunos pocos cines de Asia.

No obstante hay momentos que merecen verse, por lo menos en una proyección regular a 2K. Las amplias composiciones exigen una pantalla grande, y el efecto de verla en 3D ocasionalmente crea una verdadera sensación de estar ahí. Aun sí la termina convirtiéndose en poco más que una nota al pie en la historia de la tecnología cinematográfica, Proyecto Géminis a ratos se siente como algo nunca antes visto.

★★1/2