(Home Again; Hallie Meyers-Shyer, 2017)

Mi nueva yo no es una película sobre Hollywood sino una película con sabor a Hollywood. La industria del espectáculo define en cierta medida a cada uno de sus personajes principales. Su protagonista, Alice Kinney (Reese Witherspoon) es la hija de un aclamado director de cine, está casada con un reconocido productor musical, y se cruza con un trío de cineastas esperando hacerla en grande. La película no promete ninguna revelación sobre cómo se mueve la capital del entretenimiento estadounidense. Debajo de su superficie, sin embargo, se nota una verdadera familiaridad con ella. Hallie Myers-Shier, su guionista y directora, tiene razones para conocerla por dentro y por fuera. Es hija de Nancy Meyers (quien es también una de las dos productoras de la película) y Charles Shyer, casados en 1980 y divorciados en 1999, ambos reconocidos por sus respectivas carreras como guionistas y directores–su estatus como realeza hollywoodense es más fuerte por el lado de Shyer, hijo de Melville Shyer, quien dirigió varias películas entre 1933 y 1940.

Al delinear al personaje de Alice, Meyers-Shyer parece haber tomado elementos de su propia familia como de leyendas del Nuevo Hollywood como John Cassavetes, cuya aclamada filmografía parece haber sido la inspiración para las íntimos dramas de pareja del padre de Alice, protagonizados por su esposa Lillian (Candice Bergen). Como su madre, Alice se casó con un exitoso hombre varios años mayor que ella, el productor musical Austen Blume (Martin Sheen), con el que tiene dos hijas. Y también como ella, está en el proceso de separarse, aunque en diferentes circunstancias. Mientras Austen se queda en Nueva York por cuestiones de trabajo, Alice regresa a su hogar de la infancia en Los Ángeles acompañada de sus hijas Isabel (Lola Flanery) y Rosie (Eden Grace). Las dos no están ilusionadas con el cambio. Isabel (ya sea porque los jóvenes de Hollywood crecen más rápido o porque los niños en las comedias siempre son más astutos de lo que su edad sugiere) está convencida de que está deprimida, algo a lo que su hermana responde con una igualmente precoz broma sobre el Zoloft.

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La noche de su cumpleaños cuarenta, Alice conoce a George Appleton (Jon Rudnitsky) y a Teddy (Nat Wolff) y Harry Dorsey (Pico Alexander), tres jóvenes recién llegados de Nueva York con la intención de convertir su bien recibido cortometraje en una película de Hollywood. La suerte de los muchachos es incierta. El administrador del hotel a donde llegaron los acaba de correr, pero su proyecto parece haber despertado el interés de Justin Miller (Reid Scott), un exitoso productor de películas de terror (una figura que parece inspirada en Jason Blum) buscando expandir sus horizontes genéricos. Harry ve a Alice en el bar de un restaurant y empieza a coquetear con ella; pronto los tres muchachos terminan sacando a bailar a Alice y sus amigas.

Nada termina sucediendo entre Harry y Alice (él, incapaz de controlar el alcohol, está en la cama de Alice cuando le dan ganas de vomitar). Los muchachos están listos para seguir su camino cuando conocen a Lillian. Admiradores de su carrera como actriz, los tres pasan la mañana platicando con ella mientras Alice lleva a las niñas a la escuela. Cuando regresa, Lillian le propone invitarlos a quedarse en la casa en lo que tienen sus juntas con productores y financiadores. Alice termina cediendo, en parte porque los tres hicieron una buena impresión con las niñas, a quienes Alice piensa les hace falta una figura masculina en la casa.

Mi nueva yo tiene elementos de comedia romántica, pero el término no es del todo apropiado. Aunque Harry se siente visiblemente atraído por Alice y ella parece corresponderle, la película se trata menos de su posible romance que sobre cómo ella y los muchachos se adaptan a los nuevos cambios en su vida. La trama maneja múltiples hilos: Alice empieza una carrera como diseñadora de interiores y se encuentra con una cliente de pesadilla (Lake Bell), George le ayuda a Isabel a escribir una obra de teatro para su escuela; pero ninguno de ellos lleva a mucho. Ni siquiera el que George también se sienta atraído por Alice, o el que Austen viaje a Los Ángeles peleando por su lugar dentro de la familia, genera mucho conflicto. Esto, afortunadamente quiere decir que tampoco inventa algún drama artificial y predecible que interrumpa su simpática atmósfera antes de su inevitable final feliz.

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Aunque la trama puede describirse con la sinopsis de una sitcom (“mujer separada ‘adopta’ tres varones adultos”) Meyers-Shyer encuentra un balance entre las despreocupadas interacciones de una familia acomodada sin caer en el humor simplista y condescendiente–es por eso una escena en la que Austen y Teddy se pelean en el patio, acompañada de música retozante, se siente fuera de lugar; trata de imponerle una dosis de ridiculez que nunca regresa. Pero Mi nueva yo en general tiene un buen manejo del tono: nunca trivializando lo que pasan sus personajes, pero tampoco fingiendo que son más de lo que son. Más que reírse estruendosamente, uno disfruta placenteramente el compartir sus inconveniencias menores.

El estilo de la película puede ser descrito como simplemente funcional. El director Dean Cundey es quizá mejor conocido por sus colaboraciones con Robert Zemeckis, John Carpenter y Steven Spielberg, pero Mi nueva yo no hace mucho más que hacer que los bonitos locales de Hollywood luzcan un poco más bonitos (al principio de la película, el montaje desaprovecha la oportunidad de hacer un divertido corte por contraste entre la sonrisa optimista de la Alice pequeña y ella adulta llorando en el baño de su casa).

Como las películas que ha escrito y dirigido Nancy Meyers, es tanto comedia como revista de estilo de vida. Pero también como su madre, Meyers-Shyer utiliza los medios de un género comercial para de alguna manera procesar cosas que parecen personales (el intercambio entre Alice y su propia madre, particularmente cuando hablan sobre su padre, se siente genuino). Mi nueva yo es definitivamente artificial en la superficie. Hay momentos que sacan una sonrisa por lo cursis que son, pero en el fondo tiene un sincero corazón por debajo, y algo que decir sobre los que crecen en un ambiente donde la frontera entre la vida personal y la vida profesional es prácticamente inexistente, y sobre una familia improvisada que trata de hacer lo mejor de sus enredos, llegando a una conclusión que es a la vez conciliadora y madura como es reconfortante.

★★★

Mi nueva yo está disponible por streaming en Netflix.