[Imagen superior: Matrix Resurrecciones, mención honorífica]
Aquí empieza la segunda parte del artículo. La primera parte está disponible aquí.
10. Minari
Las adversidades que Minari lanza a sus protagonistas me parecieron manipuladoras la primera vez que la vi. Hizo falta una segunda vez para que pudiera apreciarlas como expresiones acertadas del carácter de sus personajes. Ambientada en el Arkansas rural de los ochenta, la película de Lee Isaac Chung sigue a una familia coreano-estadounidense que se establece en una granja, esperando encontrar prosperidad en la siembra de cultivos coreanos. Más que una moraleja sobre la ilusión del sueño americano, es una mirada a la terquedad de su patriarca y sus repercusiones. Steven Yeun lo interpreta con complejidad, mostrando la dulzura de la que es capaz pero también su orgullo vulnerable. Aun cuando el futuro de la familia pende de un hilo, las tensiones emergen naturalmente en momentos bien observados de domesticidad familiar. El vínculo que se forma entre el pequeño David y su recién llegada abuela es el corazón de la película.
9. Amor sin barreras
La nueva versión cinematográfica de Amor sin barreras pudo haber sido un caso más de Steven Spielberg sucumbiendo a los caprichos del Hollywood actual, ese obsesionado con exprimirle cada centavo a cualquier propiedad intelectual reconocible. Pero el guion de Tony Kushner, que rescata la historia del Nueva York durante la renovación urbana para poner las tensiones raciales entre pandillas de estadounidenses blancos y puertorriqueños en su contexto apropiado, y el insuperable talento visual de Spielberg, que eleva las coreografías y canciones con virtuosa fotografía, crean una película que se siente más fresca y emocionante que la mayoría de lo que Hollywood ha producido este año. La historia puede ser familiar (y su estelar masculino un ladrillo) pero la película termina siendo una deleitante y una maravillosa combinación de danza y lenguaje cinematográfico clásico.
8. Duna
Hollywood ha tratado de llevar la épica espacial de Frank Herbert a la pantalla grande casi desde que el primer libro salió en 1965. Con la película dirigida por Denis Villeneuve finalmente encontraron una adaptación que le hace justicia a su potencial. Esta versión de Duna es rica en atmósfera y mitología, en realismo y drama: la iluminación, el trabajo de cámara, los efectos visuales y el diseño de producción están coordinados preciosamente para transportarnos de manera convincente al codiciado planeta de Arrakis. El guion se limita a adaptar la primera mitad del primer libro, una decisión acertada que le permite mover con paciencia y propósito las distintas piezas de su complicado ajedrez político sin sacrificar la acción a gran escala. Su cierre nos dice que la historia apenas comienza, pero es difícil molestarse cuando Duna construye un mundo al que uno ansía regresar sin sentirse como una experiencia incompleta.
7. Nomadland
La película que le valió a Chloé Zhao el Oscar a mejor dirección puede ser una versión más accesible del formato semi-documental de sus aclamadas primeras dos películas. Encabezada por una actriz de renombre como Frances McDormand, con paisajes rurales fotografiados preciosamente por Joshua James Richards y una temática que se plantea como una declaración importante sobre la actual situación de Estados Unidos, no hay duda de que Nomadland tiene mucho de lo que la Academia encuentra atractivo año con año. Pero en su crónica de una mujer que navega las repercusiones de la crisis económica del 2008, Zhao encuentra un equilibrio entre la romántica imagen de Estados Unidos como frontera indomable y la desenfrenada desigualdad resultado del capitalismo contemporáneo. El resultado es una agridulce mirada al sueño americano, todavía cautivante pero cada vez menos al alcance.
6. Bacurau
¿Cómo se clasifica una película como Bacurau? Kleber Mendoça Filho y Juliano Dornelles dirigen lo que empieza como un drama sobre el día a día de un empobrecido pueblo agrícola en Brasil pero que lentamente introduce elementos de ciencia ficción, el planteamiento de un western y violencia que le debe tanto al cine de acción como al de terror. No obstante, la película nunca pierde su base en el mundo real, poniendo a los habitantes del pacífico Bacurau en un enfrentamiento mortal por el control de la tierra con un grupo de estadounidenses y europeos; la clase de lucha asimétrica y desplazamiento forzado que permitieron la colonización de América en primer lugar y que se sigue repitiendo hasta la fecha. Uno quiere perder esperanza al ver la brutalidad y descaro de sus villanos, pero la unidad y la resistencia del pueblo es suficiente para recuperarla.
5. La asistente
El movimiento #MeToo ha sido una oportunidad para un cambio profundo en Hollywood, pero ciertas películas de estreno reciente han demostrado que la industria está más interesada en capitalizar en estas historias que en dejar atrás sus problemas estructurales. La asistente de Kitty Green, con su escala íntima y su crítica sistémica, es quizá la mejor y más inusual película sobre este fenómeno. La mirada nunca se despega de la joven asistente de un respetado productor de cine, pero a través de sus ojos vemos de cerca los mecanismos que día a día se usan para encubrir el abuso de mujeres por parte de hombres poderosos. Con planos elegidos con precisión quirúrgica y particular atención a la rutina y los detalles, Green construye una película de insoportable tensión e incomodidad.
4. Annette
El director francés Leos Carax regresa nueve años después de su último largometraje con un musical tan bizarro y chocante como es íntimo y sincero. Las imágenes de una bebé marioneta o de Adam Driver cantando mientras practica sexo oral pueden parecer pretenciosas y vulgares a primera vista, pero también son atinados detalles en una exploración más profunda de la masculinidad y la cultura de las celebridades. En lo que es quizá su actuación más arriesgada hasta la fecha, Driver recorre los complicados matices de un comediante egocéntrico capaz de lo peor. Y construida sobre la sólida base de la música de la banda Sparks, juguetona en su letra e instrumentación, Annette se adentra en territorio emocionalmente oscuro sin dejar de ser deslumbrante y colorida, sin perder la energía y el deseo de emocionar de un espectáculo musical.
3. Titane
La nueva película de Julia Ducournau tiene una perturbadora carrocería pero ruge con un emotivo motor. Ambos se complementan de una manera que uno no pensaría posible. Titane parte de la más brutal violencia y una incómoda mirada a la sexualidad pero se revela como la conmovedora, incluso tierna, historia de dos personas profundamente solitarias que encuentran consuelo el uno en el otro. Sus desarrollos más extraños resultan convincentes en gracias al enfoque sensorial de Ducournau: la fotografía y sus elecciones musicales transmiten las motivaciones de sus personajes mejor que cualquier explicación lógica; nos cuentan de algo más allá de la conciencia, imposible de articular. El resultado es una memorable e insólita película de terror sobre el deseo, la identidad, y la tensión entre el cuerpo humano y los objetos.
2. First Cow
Pocos cineastas han capturado el Estados Unidos rural con tanta paciencia y poesía como Kelly Reichardt. En First Cow, Reichardt voltea su ojo a la colonización del territorio de Oregón; a través de dos amigos que se vuelven panaderos para financiar su viaje a San Francisco, la película retrata las vidas precarias y las sociedades primitivas de los hombres que venían del este. Aunque siempre en su pareja de emprendedores y el precioso vínculo que emerge ante la adversidad, igualmente construye la sensación de actividad y una compleja economía. Fotografiada en precioso digital (pero procesado para lucir como celuloide de 16 milímetros), con vibrantes colores y un ritmo pausado, Reichardt captura las idiosincrasias del estilo de vida de una época de herramientas rudimentarias, mínimos lujos y dependencia inmediata de la naturaleza, pero también la oportunidad y esperanza que sus colonizadores veían en un territorio que para ellos era nuevo.
1. Bo Burnham: Inside
¿Puede Bo Burnham: Inside, un especial de comedia estrenado en Netflix, ser considerado cine? En un tiempo donde el futuro del medio es incierto, el comediante Bo Burnham le plantea una ruta genuinamente emocionante para adaptarse al mundo de las pantallas digitales. Burnham está sintonizado al momento actual como pocas mentes creativas. Su especial captura el aislamiento y la soledad propiciados por la pandemia sin una vez mencionar la enfermedad por nombre, pero también continúa las tendencias iniciadas en su ópera prima de ficción Eight Grade: un intencionado uso de la fotografía digital y una ruptura de las barreras entre el mundo del internet y la vida real. Por si fuera poco, está lleno de pulidas y pegajosas canciones, parodias de géneros tan dispares como la electrónica o la música para niños que versan desde el sexting al estado político del mundo, sin perder el hilo de la coherencia.
Bo Burnham: Inside es un brillante ejemplo de la creatividad emergiendo de las limitaciones, una obra de arte perfectamente atinada a nuestros tiempos, y la mejor película que vi este de este año.
Pegado a la butaca 